“No estoy
aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no
puedo aceptar” A. Davis
Es una idea
muy extendida la creencia errónea de que feminismo es algo así como el
“machismo de las mujeres”, por lo que se tiende a creer que mediante este
movimiento, se pretende conseguir privilegios por parte de éstas o perjudicar
al género masculino. Si atendemos a su significado en la RAE:
Feminismo
Del fr. féminisme, y
este del lat. femĭna 'mujer' y el fr. -isme '-ismo'.
1. m. Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.
Por lo que no
es cierto lo que dicen aquellas corrientes que hablan de acabar con el
feminismo, incitándonos a buscar la igualdad entre el hombre y la mujer.
Feminismo es sinónimo de igualdad, pero es el desconocimiento sobre el
concepto, la ignorancia hacia este movimiento, lo que lleva a confusión a
muchas personas, y sacar provecho a varios políticos que pretenden acabar con
lo que realmente el feminismo representa.
Según el
balance de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género unas 18
mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año en
España. De estas, tan solo una había interpuesto una denuncia previa. Con estos
datos aterradores, que pueden tener varias lecturas, se puede llegar a entender
que muchas de ellas no habían denunciado por miedo a represalias, no habían
sido informadas de los medios que tienen a su disposición o pensaron que estos
son insuficientes. Con los datos en la mano y con 18 mujeres enterradas solo en
lo que va de año sorprende que haya gente que fije su atención en las denuncias
falsas (un porcentaje ínfimo, sin tener en cuenta de que muchas personas
retiran su denuncia por miedo a las consecuencias) y que critiquen el protocolo
establecido de retener al presunto maltratador, pues los protocolos se
establecen para evitar consecuencias mayores. Como por ejemplo cuando salta la
alarma de incendios de un edificio, se desaloja a la gente para evitar que
alguien sufra daños, sin saber a ciencia cierta el alcance del incendio y si
este existe o no. Algo así ocurre en este caso, pues si realmente la presunción
de maltrato es una certeza y no se retiene al maltratador, la ira por la
denuncia puede acabar ardiendo y acabando con la vida de la mujer maltratada.
La muerte ya no tendría solución; el encarcelamiento provisional, sí. La
solución en todo caso para evitar las denuncias falsas no es romper un Pacto de
Estado sobre las medidas en caso de violencia machista, no es perseguir a las
personas que trabajan para este fin; sino en cualquier caso, endurecer las
penas contra las personas que denuncian y se demuestra que son falsas.
Es de
entender que si las más perjudicadas por la falta de igualdad son las mujeres,
estas abanderen el movimiento feminista. Imagen que en multitud de ocasiones ha
sido utilizada erróneamente para argumentar que lo que pretende este movimiento
es generar enfrentamiento entre los dos géneros. Ahora os pondré un ejemplo un
poco campechano para entendernos: supongamos en un mundo imaginario que usted,
hombre, por el simple hecho de ser hombre ha ganado 5 pesetas menos haciendo el
mismo esfuerzo y con las mismas responsabilidades que su homónima mujer.
Obviamente lucharía por impartir justicia, por ganas esas 5 pesetas que se
merece o al menos intentarlo, aunque eso implicara igualar su salario a 3
pesetas tanto a hombres como mujeres
para repartirlo equitativamente. Ahora imagínese que esa mujer que gana 5
pesetas más por su género le dice que es mentira, que la desigualdad no existe,
que es una invención, y que desde su posición ventajista va hacer todo lo
posible para que no se lleven a cabo estas medidas pues a ella le supondría
perder dos pesetas. Ahora trasladémonos a la vida real y naufraguemos en la
historia: la partida ventajista siempre fue de los hombres, luchar por la
igualdad y por acabar con esa posición ventajista no es una cuestión de
perjudicar al hombre, es una cuestión de justicia, de igualdad. Sólo un hombre
con personalidad egoísta, tomando el ventajismo como una cartera de
privilegios, se aferraría a ella para evitar la igualdad real a cualquier
costa. Porque sabe que si la igualdad no llega, a él no le va afectar. Eso,
señores, es egoísmo y en el mundo hace falta más empatía.
La primera
vez que tuve conciencia de que la desigualdad entre géneros era real y venía de
tiempo atrás fue cuando en una clase del instituto, me mencionaron la historia
de Rosalind Franklin. Esta mujer, una experta en obtener imágenes mediante la
difracción de rayos X, fue la primera persona en obtener las primeras imágenes
sobre la auténtica estructura del ADN que tanto se rebatía por aquella época.
Sus contribuciones y estudios fueron utilizados, incluidos cálculos
cristalográficos, de un modo un tanto polémico en las formas, por Watson y
Crick para completar el modelo de la doble hélice. Debido a desacuerdos con la dirección del
King’s College, ella se vio obligada a abandonarlo y ellos utilizaron sus
imágenes para completar la estructura. Antes de publicar Watson y Crick su
modelo en la revista Nature, Franklin describió en la en la revista Acta
Crystallographica que el ADN tenía una estructura de dos cadenas formando dos
hélices. Finalmente Watson y Crick obtuvieron el Premio Nobel de Fisiología y
Medicina en 1962. En este defile de premios, el
nombre de Rosalind Franklin no se mencionó ni se reconoció su
contribución en dicho avance científico sin precedentes y ella años más tarde
acabaría falleciendo de un cáncer de ovario. Pasados unos años, Francis Crick
afirmó que la investigación y datos obtenidos por ella fueron clave para la
determinación del modelo de Watson y Crick de la doble hélice del ADN en 1953,
hasta el punto de que Watson afirmó de que Franklin debió haber sido
galardonada también con el Premio Nobel de Química, junto con Wilkins.
No obstante,
la desigualdad va más allá de la violencia de género, puede palparse en las
ciudades, en los barrios y en cada una de sus calles. Que expresiones “ser la
polla” tengan una connotación muy
positiva, y en cambio, “estar hasta el coño” tenga un significado negativo no
es casualidad. Que “ser un zorro” tenga una connotación positiva que implique
inteligencia, astucia, y en cambio, “ser una zorra” quiera decir que eres una
prostituta o algo similar, lejos de ser anecdótico, es una muestra de lo
arraigado que lo tenemos. Sin embargo, debemos tener en cuenta de que además de
cambios en el lenguaje, son necesarios cambios reales en el ámbito laboral, en
las condiciones de trabajo, en los puestos de responsabilidad.
Según datos
de Intermón Oxfam(1):
—Las mujeres
ganan un 20% menos que los hombres, situación que no ha mejorado desde el
inicio de la crisis.
—El 64% de
las personas trabajadoras con bajos salarios son mujeres.
Según el
informe elaborado en 2018 por Grant Thornton “Cumplir o Liderar”, que analiza
la situación en 35 países…
—España ocupa
el puesto 23 de un total de 35 en el ranking de países por número de mujeres
directivas.
—Siguen
existiendo empresas sin mujeres al mando, de hecho 2 de cada 10 empresas no
cuentan con ninguna mujer en puestos directivos.
Como nos
recuerda Intermón Oxfam, cada cifra habla de personas que no son tratadas de
igual forma que otras en la misma situación, ahí es donde reside la
desigualdad.
Los cimientos
del feminismo deben sustentarse sobre una educación sólida que inculque estos
valores de igualdad entre el hombre y la mujer, de respeto entre ambos y de
rechazo a la violencia de género. Que nos haga ver similares ante los mismos
puestos de responsabilidad. Que respete la imagen física y su sexualidad
independientemente del género: no más acosos, no más violaciones, no más “manadas”.
Cuando
ninguna mujer tenga que caminar aterrada en la soledad de la noche por la
presencia de un hombre; cuando ninguna mujer se sienta incómoda por la insistencia
de un hombre en una discoteca o por un comentario denigrante; cuando ninguna
mujer se sienta juzgada, examinada de arriba abajo por su vestuario en una
ciudad cualquiera, en una parada cualquiera, en un metro cualquiera, podremos
decir que la educación transformó la igualdad en una realidad.
Hasta
entonces me pregunto si la pasividad, la indiferencia o las posiciones
ventajistas nos convierten en cómplices de la falta de feminismo, de la
ausencia de esta igualdad real, de que cada año decenas de mujeres, sin
merecerlo, pierdan la vida.
1. https://blog.oxfamintermon.org/la-desigualdad-de-la-mujer-en-el-mundo-laboral/
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