sábado, 22 de junio de 2013

¡Héroes!



Quizás todo ocurra por algunas causa; quizás, y sólo quizás, nuestra vida siga un guión ya establecido, todo siga un rumbo que nadie puede establecer, y que nadie puede parar. Y aunque nos empeñemos en darle sentido a nuestra vida, a ser fieles capitanes de nuestro destino, todo siga un curso que no podemos controlar…


Es cierto que en  la mayor parte de las ocasiones, podremos decidir, construir nuestro futuro paso a paso, elección a elección; porque nuestro futuro es la suma de pequeñas decisiones que pasaron inadvertidas para el común de los mortales; el resto sólo veremos un resultado, una situación o un momento… pero no el camino que elegimos hasta llegar allí. Pero esta vida, tan caprichosa en tantas ocasiones, se encarga de elegir por ti, de seleccionar lo que en ese momento mereces y debes tener. ¿Y qué puedes hacer tú, un humilde humano de a pie? Sentarte a admirar como el misterio de la vida se asoma a tu puerta y te propone un reto o una dificultad, y de cuya elección, dependerá tu camino. Porque nadie elige estar enfermo, pero verlo como un reto,  llenarse de optimismo y ganas de vivir para superarlo; o hundirse en un mísero lamento de impotencia y esperar con apatía una solución; depende de ti, tú eliges ver el reto o el castigo, la dificultad o la superación, la vida o la muerte.  

La vida se mueve en unos hilos tan finos que para que todo funcione bien tiene que existir una perfección muy imperfecta. Digamos que desde el punto de vista fisiológico y funcional, es necesario que exista un orden y una perfección en todos los procesos que ocurren en nuestro organismo. Qué el humano sea un ser tan desacertado en tantas ocasiones, capaz de causar daño a sus semejantes, hace ocultar la verdadera perfección que guardamos dentro y que escondemos en nuestro interior, sólo visible cuando nacemos. ¿Acaso existe un ser más perfecto? Digamos que avanzar es por naturaleza regresar, volver a ser esos seres tan perfectos que somos cuando nacemos.

  La vida es un milagro diario. Todo en nuestro cuerpo tiene una causa y cada proceso una consecuencia. Cada órgano, cada sistema, cada uno de los procesos tienen un fin, no funcionan arbitrariamente, sino que son necesarios para la vida y  un pequeño  error puede provocar consecuencias irremediables porque todo, de algún modo, esta milimetrado… ¡Pero caprichosa vida! Un fallo en unas pocas células, de los millones y millones, pueden borrar esa auténtica perfección. Es como una metáfora que el cuerpo trata de recordarnos, porque también nosotros, solemos centrarnos en los pocos fallos que tenemos, en las pocas cosas que nos faltan o necesitamos en nuestra vida diaria…. Y que no nos dejan ver la fortuna inmaterial que nos rodea, ya sea en forma de oportunidades, capacidades, logros o personas. Millones y millones de oportunidades de que salga todo mal, y sin embargo podemos vivir, ¿Ven ahora que el vivir es algo más que una casualidad? Pero desgraciadamente, si una célula funciona mal, de entre esos millones, nos cegaremos a no ver el milagro,  y el vivir se convertirá en ese reto o castigo que la persona no decidió tener, pero sí podrá afrontar. La actitud en la vida  puede hacer que el mayor muro se convierta en una escalera hacia nuestra mejor versión, allí donde sólo nosotros podemos llegar si buscamos entre esos millones de virtudes que guardamos en nuestro interior.

Pero a veces la enfermedad llega  sin más, y la actitud es lo único que nos queda. ¡Y qué inmensa fortuna! , porque la persona que tiene actitud, jamás caerá rendida ante la adversidad, será capaz de abrir los ojos ante la luz de la vida ¿Y qué hacer cuando ves como las ganas de vivir son capaces de vencer a la muerte? Caer rendido de emoción. Porque esto es un homenaje a todos esos valientes que luchan contra algo que no se puede ver, otra de esas cosas invisibles que nos va comiendo por dentro y que quiere que poco a poco nos rindamos en esta batalla de la vida. ¿Y qué hacer si esa persona se levanta cada día con alegría y esperanza,  con ilusión y ganas de vencer en esta batalla? Sentarse a admirar a estos héroes, valientes que un día desafiaron a la muerte con lo mejor que tenían: vitalidad, alegría y sentimiento. Porque  el sentimiento es eterno y vaya a donde vaya nunca se perderá. No existe medicamento más fuerte que el optimismo y las ganas de vivir.; porque al final, ante tal demostración de lucha, valentía y entrega, la enfermedad caerá rendida a sus pies.

 
Gracias por mostrarnos la grandeza del ser humano, por ver esperanza donde sólo hay espera, gracias por enseñarnos a plantar los pies en la tierra y mirar al infinito , por aguardar con fe y mostrarnos que es posible. Sois un ejemplo de superación, de cómo en la adversidad aún existen ganas de vivir; de cómo el llanto puede dejar paso a la felicidad, sólo con una sonrisa cada día. ¡Y qué gran valor, decidir sonreír a la vida, cuando podrías rendirte en un mar de lágrimas! Vuestra lucha nos hace ver la vida con otra perspectiva, convierte cada día de nuestra existencia en algo especial, abandonando la visión apática que nos hace pensar que sólo vivimos una rutina donde solo cambia el paso de los días.  Nos mostráis como cada día que pasamos en este desierto de incertidumbre tenemos un oasis de felicidad aguardando a ser descubierto… si tú quieres. 

Porque si una persona demuestra que no quiere desaparecer en el silencio,  que no quiere ser oscuridad ni un lamento, ni romperse en lágrimas y desaparecer en una interminable historia de humo y fantasías; la vida, recompensando tu osadía, te brinda otra oportunidad, pues no hay adversidad lo suficientemente grande como para detener al hombre que cree que es posible, y vosotros sois el ejemplo, sois… ¡héroes!