viernes, 29 de agosto de 2014

No importa el qué, sino es con quién


"No vivas para que tu presencia se note, sino para que tu ausencia se sienta”


Creo que no habría forma mejor de describir la importancia de esas personas que por unas circunstancias u otras, se alejan de nuestra vida para desaparecer por un tiempo… o quizás para toda la vida.

Nuestra sociedad nos empuja a viajar, a naufragar en la incertidumbre para encontrar un trabajo o estudios mejores, porque este nuevo “estado de malestar” que nos han implantado, llamado en ocasiones crisis, nos impone lentamente, pero en silencio, la necesidad de viajar para poder sobrevivir. Esto supone alejarnos de la gente que queremos, de las personas que llenan de sentido nuestras vidas. Pero no queda otra, si quieres ser alguien, deberás salir de tu pueblo o ciudad, porque es difícil crecer si no es en la distancia; aunque no cabe duda, que en la sombra de lo que sería una deshumanización, siempre habrá alguien que sacará partido de ello: porque las personas lo son cuando se relacionan con los demás, tienen esa necesidad de sentir a otras personas…de ahí el auge de las tecnologías como Whatsapp, Facebook o Skype, porque en la distancia tendremos esa necesidad de comunicarnos con la gente que queremos.  ¿Todavía sigues pensando que es una mera casualidad? Todo es un negocio bien pensado. Poco o nada ocurre en esta vida por casualidad…
Pero lejos de que esta entrada se convierta en una crítica, quisiera indagar en todo aquello que no se ve en cada viaje, en cada aventura a una nueva vida que nos acerca y nos aleja a la vez, porque no hay desplazamiento sin un interés, ni viaje que esconda un adiós, que en ocasiones, se hará irremediable.

Unas veces veremos como esa persona se aleja sin oportunidad de elección; otras, seremos nosotros quienes nos veremos obligados a realizar las maletas. No cabe duda que allí, en ese destino, todo será diferente, incluso seguramente  mejor. ¿Más dinero? ¿Una mejor casa? ¿Un mejor trabajo? ¿Unos estudios que merezcan la pena? Nadie duda de todo ello. Pero y de las personas, ¿qué ocurrirá con tu gente? El mundo está plagado de millones y millones de personas, y conocerás gente nueva, compañeros de trabajo… pero las personas son algo más que la carcasa de un móvil nuevo que puedes reemplazar, y tarde o temprano, sin que puedas evitarlo, sentirás ese vacío en tu interior, esa pieza de tu puzzle que dejaste en la estación, antes de coger ese tren o autobús que te conducirá hacia el olvido; porque no hay nada más terrible que naufragar en soledad, y como ya vimos en la encuesta que hicimos en este blog nada más abrirlo, la gran mayoría elegiría tener la vida que tiene ahora incluso si su economía fuera más humilde, lo que nos lleva a pensar que son las personas que nos rodean las que dan sentido a lo que hoy somos, porque no somos nada sin ellos.


En ese sentido, quisiera compartir con vosotros la parte final de la conferencia de Karla Wheelock en “la ciudad de las ideas 2011” ( aunque os recomiendo que busquéis el vídeo entero), donde ella muy bien describe que “de nada te sirve llegar muy alto si estas sólo. El éxito que se comparte, se multiplica. Cada quien tiene su montaña, cada quien tiene su reto; yo les invito a que cuando alcancen la cima de su montaña, tengan con quien compartirlo”. Quizás no haya héroe sin una persona por la que arriesgar nuestra vida, pues no hay éxito en soledad. Quizás Superman nunca hubiera surcado los cielos sin el amor de Lois Lane, Frodo nunca hubiera destruido el anillo sin la ayuda de su inseparable amigo Sam, o  Spiderman no hubiera salvado el mundo sin el cariño de sus abuelos y familia. Aunque tampoco hace falta viajar hasta la ficción para darnos cuenta de que todos podemos ser héroes en nuestra propia vida si tenemos en nuestro camino escuderos que desde la sombra, nos harán la vida mucho más fácil, pisando en nuestro mismo sentido.


Sin embargo, toda historia cambiaría si cambiáramos los personajes. Tú no serías el mismo sin esos padres, sin esos amigos, sin esa familia, que para bien o para mal, hacen que seas quien eres. Y por este camino, descubrí que un día sin ellos, es un día perdido. Porque el tiempo no se pierde si esperas un bus o un tren, si pasas un día entero encerrado en una biblioteca o currando en una oficina; porque el tiempo no desaparecería si a tu lado, ellos estuvieran siempre. Podrás vivir en la mejor casa del mundo, rodeado de los más bellos paisajes y de las más absolutas fortunas, que el verdadero tesoro siempre te faltará si te faltan ellos, y sin quererlo, volverás a sentir ese vacío. Y vosotros, que ocultáis vuestros rostros tras estas palabras, que habéis vivido la necesidad de viajar y alejaros de vuestros seres queridos, que habéis soportado el adiós de un familiar o un amigo cercano, que habéis visto como poco a poco desaparecían esas personas de vuestras vidas, hundidas en la necesidad o sepultadas bajo tierra en una muerte lenta y dolorosa, todas esas personas que hoy leen esto y comparten con nosotros cada una de estas palabras, no permitáis jamás que el tiempo os ciegue en el olvido, no dejéis nunca de sentir cerca a cada uno de esos escuderos que tenéis vuestras espaldas mostrando que un día cualquiera puede convertirse en un día especial.  Porque desde aquí evocamos a cada mirada pérdida en una estación, a ese abrazo que grita no me sueltes jamás, ese beso que parece buscar la eternidad a cada segundo o a ese suspiro sincero cuando ya ha llegado el momento. Y si aun no es tarde y el sol no ha acudido a sepultarnos bajo la tierra, corre, todavía es verano, porque no importa el qué, sino es con quién, todo puede ser maravilloso si tienes con quién compartirlo.