domingo, 21 de abril de 2013

Que no te digan lo que eres



Aire convertido en sonido, silencios que desaparecen como la bruma que se aleja de una orilla, buscando un mar que le de cobijo, que atienda sus deseos y haga luz de donde sólo había oscuridad. Porque a veces nosotros somos esa bruma que se deshace a cada paso, ese silencio que anhela con todas sus ansias sonidos… palabras… que no son nada, pero que a veces, llegan al alma. 


Todos tenemos metas por alcanzar, sueños por cumplir, deseos que lograr… visiones de un futuro lejano, que a veces se torna incierto. Os invito a que abráis la mente a la imaginación por un momento. Si nuestra vida fuera el mar, y nosotros náufragos que navegan a contracorriente, podríamos decir que nuestra meta sería llegar a una isla donde habita el mayor de nuestros sueños, un tesoro de esos que no se pueden comprar y la única forma de llegar a él es el sacrificio, la humildad y el esfuerzo. En este viaje tendremos viento a favor en muchas ocasiones, momentos en los que todo nos saldrá perfecto, no necesitaremos a nadie para que nos ayude a avanzar… pero a pesar de ello, habrá mucha gente que estará ahí; algunos por puro interés… otros, sencillamente, porque son el mástil que nos ayuda a divisar el horizonte, son los ojos que nos guían la ruta a seguir y habitan siempre cerca, pues son la auténtica causa de nuestro vivir. Pero a veces el cielo se nubla, la luz deja paso a un horizonte de tinieblas y… ¿Quién dijo compañía? Ahora sí, la misión se torna difícil. Tu velero, que antes habitaba en paz y armonía, sólo es un barco de papel… un objeto débil, un juguete del destino. ¡Por supuesto tú tomarás el timón! Es tu velero, es tu vida, si no lo haces tú… ¿quién lo hará por ti?  En este caos, todo parece lejano, esa isla que tanto deseabas, ahora parece desaparecer, ahogarse entre tanto mar…y tú y tu ansiado tesoro, puntos diminutos en un extenso mar azul. Es en este momento, con el timón en tus manos, tratando de controlar la situación, cuando el murmullo se hará voz y la voz que deberías escuchar se hará murmullo, porque entre tanto golpear de las olas, sólo las malas voces saldrán a flote.
Tratando de cambiar tu vida aparecerán, te dirán “lánzate del barco” y mientras tú te aferras a mantener el control de la situación, ellos insistirán para hacerte ver que vives en un error. Tu miedo crece por momentos, se convierte en estrés… por no saber qué hacer. ¿Me lanzo al mar y olvido esa isla, mis sueños y todos sus tesoros? Obviamente lo fácil seria tirar todo... abandonar tus ideas, creencias e ilusiones… porque luchar a contracorriente es difícil, implica mucho esfuerzo y ser fiel a nuestras convicciones porque de otra manera, esa gente que muchas veces vive en nuestro propio barco, tratará de hundirlo… por no creer que es posible, por no entender que siempre, tras esas tinieblas que no te dejan ver más allá, hay luz en alguna parte.
Naturalmente en nuestra vida no nos dirán que nos lancemos de un barco. Pero esas personas ahogarán nuestras esperanzas con un “tú no puedes”, “no eres capaz”, “tú no vales para eso, busca algo más fácil”… en fin, “tú no eres bueno en esto ni en lo otro”. A menudo dejamos que el destino dependa de otros y lo que nos digan…cuando somos nosotros los que mejor conocemos nuestras virtudes y defectos. Vendemos nuestra suerte a aquellos que hablan sobre nuestro futuro y estos, son los mismos que el día de mañana no estarán ahí para ayudarte cuando tengas una dificultad que no puedas afrontar… porque el que te quiera de verdad te dará consejos, ¡pero jamás juzgará tu camino! Y es normal que entre tanto caos tendamos a confundir voces, que hagas verdad de la voz que te miente y apartes esa voz que trata de guiarte ahí, desde un rincón, señalándote el camino correcto porque olvidaba decir que sí, cuando las cosas van mal, la gente que desea lo mejor de ti y tu camino, las personas que esperan tu mejor versión no se lanzarán al mar, no venderán tu suerte… permanecerán inmóviles esperando que algún día, aunque no los veas, fijes tu atención en ellos para ver que nunca se fueron, siempre estuvieron ahí para darte su apoyo.

Pero no, a menudo preferimos escuchar a esa voz que te dice “no puedes”. Entre tanto desconcierto, los improbables se convierten en imposibles, lo difícil en improbable y tu tesoro… ¿quién se acuerda ya de tus sueños? Empezamos a dudar de nosotros mismos, y es normal, si esa voz te dice continuamente “que no eres capaz”, llega un momento en el que te planteas seriamente ¿Y si estoy equivocado, y no puedo realmente? Tus virtudes se transforman en defectos, tus hazañas en logros vulgares, tus trofeos en marionetas y tú…. Ya no eres el mismo que antes. Y pensar que todo por un comentario, por la burda opinión de alguien que no sabrá lo que escondes realmente, que no conocerá el héroe que guardas dentro y que ambiciona salir a la luz. Sin embargo, ¿sabéis como acaba esta historia? Ese valiente naufrago acabará olvidando el motivo de su viaje y la isla, los sueños y sus tesoros acabarán olvidados… hundidos en un eterno mar de silencio… y esa mala voz se convertirá en grito, airosa por haber vencido una vez más.
A veces una palabra puede ser el impulso que necesitamos para salir adelante, una frase que devuelva la tranquilidad a esta tormenta para emprender nuestro naufragio; pero que cuando ésta no llega o lo hace para privarnos y poner unos límites que supuestamente nunca alcanzaremos, ese impulso pasa a convertirse en un hundimiento. Por ello os animo a que regaléis palabras de ánimo a los que más lo necesitan, sencillos vocablos que son gratis, pero de valor preciado. Y no dudéis en ensalzar sus virtudes cuando veáis a alguien que se ha hundido o ha sido hundido por otros, porque con una sencilla palabra, con un mínimo gesto de apoyo, puede que le devuelvas las ganas de seguir luchando, recuerde el sentido de su vida o quién sabe, recupere las ganas de vivir.

Tú que alguna vez fuiste esclavo de las palabras de otros; tú que fuiste empujado al fondo, cuando tratabas de salir a flote; tú que guardas la verdad sobre tus capacidades, que sólo necesitas escuchar esa voz interior que te dice que algún día lo lograrás; en fin, tú que tanto has navegado con la opinión de la gente en contra, persigue tus objetivos aunque sólo tú creas en ello y te conviertas en un loco lleno de cordura. En este camino a la verdad he escuchado mucho murmullo… pero poca certeza y demasiado desconocimiento de los que más hablan. Porque los que más saben, callan.

Recuerda que al final sólo tú decides: abandonas todo… o puedes empeñarte en demostrar que ese que te dijo que no podías, ese que trataba de aplastar tú camino a base de patadas no era lo un obstáculo lo suficientemente grande como para desviar tú camino, sino una pequeña piedra que lejos de tirarte, te ayuda a ver las cosas de otra manera, hacerte más fuerte cada vez. Siempre esperamos a la aprobación social para emprender nuestro naufragio, que nos digan que somos capaces porque así pensamos que lograremos antes el éxito. ¿Y qué es el éxito? Reconocimiento social… ¡son medallas que nos cuelga la gente! Podemos ser campeones de nuestro camino si aprendemos a no depender del reconocimiento social. Todos tenemos gente que tratará de manipular nuestro camino por no verse capaces de hacer algo que otros si lograrían… la clave seguir navegando cuando el necio te dice que pares; luchar contra viento y marea cuando el ignorante te anima a abandonar tus sueños; demostrar tu valor cuando te dicen que no eres capaz; marcar tú las huellas cuando quieren imponer tu camino… porque el verdadero éxito es ser fiel a uno mismo, demostrar lo que realmente eres, cuando otros dictaminan lo que deberías ser.

"Callando el murmullo" 

Ojalá el constante murmullo muera
aquel que nace en las aceras, error
convertido en mentira sin pudor,
veneno en la boca de cualquiera.

Lamento que mi suerte ayer se fuera
rabia que contenida en un hervor
volverá para callar sin temor
a el ignorante falto de mollera.

Hablar es vuestra mafia calabresa
pensáis que ya no lo lograré
mis espaldas oyen vuestra simpleza.

Sabed que mi sueño no será presa:
nunca me doy por vencido. Lo sé,
¡allí es donde reside mi grandeza!


               19/01/2012  David D. Gª Meléndez


jueves, 4 de abril de 2013

Camino a una zoociedad



¿Serías capaz de definir qué es el progreso? Ya de entrada, con esta sencilla pregunta, más de uno habrá errado al confundir progreso con otro término como es el confort: pues no es lo mismo avanzar que tener más comodidad, y estas dos concepciones, aunque a veces están relacionadas, no siempre es así y tendemos a confundirlas.

Marx, en su análisis que realizó a la sociedad capitalista, concluyó que ésta se basa en el beneficio que se genera a costa del trabajo del obrero. Para entender lo que esto supone, pasaremos a explicarlo de una manera sencilla. Por una parte, el empresario posee unos medios de producción y el obrero, a partir de esos medios, produce una serie de bienes que tienen un valor en el mercado por el cual se compra. Para obtener beneficio, el empresario tiene que vender el producto a un precio que reporte ganancia y esto sólo se puede lograr si se resta valor al esfuerzo y el tiempo trabajado para elaborar el producto. Por lo tanto, para conseguir esta ganancia capitalista, únicamente se paga una parte del tiempo trabajado quedando el resto del tiempo sin pagar. Este tiempo sin pagar es lo que llamamos plusvalía, y corresponde al beneficio que obtiene el capitalista, siendo el proletariado, la clase obrera, caracterizada por tener que vender su fuerza de trabajo.


Esto, que a priori parece simple y sin ningún peligro para el hombre, puede convertirse en una de las mayores amenazas para éste. En este sentido, a grandes rasgos podemos poner el ejemplo de algunos países asiáticos donde existe mano de obra barata. En condiciones inhumanas, trabajan entre 10 y 14 horas para obtener unos salarios insignificantes con los que salir adelante en sus vidas, con lo justo para poder vivir, pero nada más. ¡Y de nuevo esa espada contra la pared! O vives para trabajar o trabajas para vivir, y si esto no es así, probablemente acabes en un gueto alejado de la visión de esta humanidad, apartado en una esquina del mundo como el que oculta sus secretos debajo de la cama, creyendo que allí nadie lo verá… siempre que no se fije lo suficiente. Pero este problema no queda aparcado a un rincón de este extenso planeta azul, sino que más bien es un PROBLEMA GLOBAL que nos afecta a todos. Y os preguntareis, ¿de qué manera la explotación en un país tan alejado de mi residencia, puede afectar a mi forma de vida? La respuesta es bastante rotunda: el mayor beneficio que obtienen las empresas a costa del trabajo de estas personas provoca que estos imperios capitalistas desplacen sus negocios hasta estos países donde los derechos humanos son como el cuento de la lechera, todo el mudo ha oído hablar de él, pero no deja de ser una fantasía alejada de la realidad. El aumento de producción y beneficio de estos países tiene unas consecuencias inmediatas: aumento de paro e incertidumbre laboral en los países ricos, pues para qué van a comprar nuestros productos si en los países pobres los producen más baratos. Esto genera aún más explotación y esclavización por parte de los empresarios que se aprovechan de la desesperación de la gente ante la necesidad de sacar a sus familias adelante con un salario… aunque sea injusto y en condiciones indignantes. El arma de los capitalistas es sencilla: o trabajan en las condiciones que les ofrezco y me entregan los productos al precio que me interesa, o me busco a otro que se arrastre por el suelo para que mi empresa puede obtener mayor beneficio. Esto sin duda se ha incrementado en los últimos años con la aparición de grandes multinacionales que disminuyen la competencia por la desaparición de las pequeñas empresas haciendo todavía más fácil imponer sus normas a modo de régimen dictatorial… a pesar de la legislación que existe para regular el derecho de los trabajadores. Pero ya saben,  ¡las leyes y el cuento de la lechera otra vez! Siempre quedará el ruido que puedan hacer los sindicatos, siempre que no venga un listo que ponga precio a su silencio… 


Ya han visto que por muy grande que sea el mundo, a modo de puzzle, unos estamos conectados con otros e inevitablemente, un problema en una esquina del marco puede provocar que toda la imagen de este rompecabezas se derrumbe lentamente, pieza a pieza, vida a vida, dejando entre ver que todos, de una manera u otra, estamos interconectados para lo bueno y lo malo. Por ello, queridos amigos, si algún día la injusticia llama a la puerta del vecino, no piensen que el problema ajeno no es algo que me pueda afectar y se escondan en la suya pensando que así la evitarán, pues tarde o temprano, conectados por algo que no podemos ver,  la injusticia también llamará a la nuestra. De esta manera, podemos comprender que el crecimiento económico ligado a la sobreexplotación y pérdida de derechos por parte de los trabajadores no forma parte del progreso. ¿Hay evidencias de que cada vez se valora menos la labor del obrero? ¿Hay signos de una “progresiva” explotación? Como no es lo mismo verlo que contarlo, os las dejo para que vosotros mismos podáis apreciar cómo se puede trabajar más y más… y ser más pobre cada vez.
 http://economia.elpais.com/economia/2013/03/13/actualidad/1363205698_905801.html
 Claro que siempre habrá gente que diga que el pobre lo es porque se lo ha buscado, porque no quiere trabajar, porque no busca trabajo… y demás insensateces contaminadas por el pensamiento tradicional, cerrado e ignorante del humano que no quiere ver lo que es una obviedad. Y no los juzgo por ver las cosas así,  quizás esta contaminación involuntaria a la que estamos sometidos diariamente sea lo más detestable de todo este entramado… porque, ¿qué puedes esperar cuando los altos cargos nos venden la COMODIDAD y el CAMBIO como el progreso hacia una “humanidad mejor”? Que el humilde e inofensivo ciudadano de a pie, ceda y acepte que si lo dicen, es porque es así sí o sí. 


Atendiendo a cada uno de los factores por separado podemos abrir los ojos más fácilmente. La TECNOLOGÍA y su consecuente COMODIDAD, encaminada a la facilidad del hombre, no es más que una excusa para aumentar la producción a la hora de llevar a cabo su labor en este proceso. Obviamente esto tiene sus ventajas, pues es más fácil enviar un sms o llamar con un móvil que mandar una carta como hacían antes. ¿Pero es más humano ir en el metro y mirar alrededor, ver mundos separados por la carcasa de un móvil enviando mensajes sin parar? ¿Es más humano que las reuniones familiares o de amistad se conviertan en reuniones individuales con el móvil en la mano? Reconozcámoslo, cada vez pasa más. Y bien es cierto que todo en una cierta medida es bueno, ¿pero quién nos asegura que esto no se nos puede ir de las manos? ¿Quién tiene la certeza de que no caminamos hacia una “progresiva” deshumanización? Puede que pronto las calles, los parques, las plazas queden vacías… por no tener niños que acoger, vendidos al calor de un ordenador que les da todo lo que piden, pero que les hace un flaco favor. Pero como digo, esto no se verá en 10, 20 años… quizás deban de pasar varias décadas y quién sabe, a lo mejor sea tarde cuando queramos remediarlo. 


Por otra parte encontramos el cambio. Si, nuestra sociedad ha cambiado en muchos aspectos… pero todos físicos. ¿Acaso ahora las personas son más respetuosas y menos egoístas, falsas e hipócritas que antes? Obviamente todos tenemos momentos para todo… pero esas ansias de poder y dominio, que en ocasiones nos muestran una sociedad dividida, con estamentos separados como en ese Antiguo Régimen del que tanto “hemos cambiado” y donde el pueblo llano es el que siempre carga con la responsabilidad y el peso de las desacertadas decisiones de los políticos y bancos que ahora pueblan el techo de esta pirámide societaria; esas ansias, no han cambiado.

También ha cambiado la riqueza en el país y lo hace continuamente. Los políticos nos marcan la senda del “progreso” como el crecimiento económico para 2014 y este crecimiento es la mayor evidencia para ellos. Pero perdonen, ¡se han olvidado de lo más importante! No es el crecimiento, sino la distribución del crecimiento económico, que creo que en eso también progresamos…http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/03/20/actualidad/1363816774_200137.html?rel=rosEP




Llegado a este punto, siguiendo con un tono sarcástico e irónico como he mantenido durante la crítica me gustaría acabar con otro ejemplo gráfico. Si el crecimiento económico, el cambio, la tecnología y la comodidad es el progreso: si a un gorila le doy dinero, lo maquillo y lo visto, le doy un ordenador y un móvil de última generación para que le sea más cómodo vivir, ¿está progresando? De nada serviría esto si no lo educamos, porque la educación es la base del progreso. Una educación que dote a la persona de los valores que poco a poco vamos perdiendo…. Porque el hombre tiene un gran potencial, pero para que pueda actuar como tal, necesita ser educado… porque el ser que no es educado, poco o nada tiene de dispar con el gorila del ejemplo.

Este progreso  superficial que nos venden tiene un alto precio: la corrupción, los desahucios, todas esas familias que viven en la calle por no tener un lugar donde ir mientras los bancos acumulan casas vacías, la esclavitud de los trabajadores en los países menos desarrollados… ¿Pero sabéis quien paga los platos rotos en el camino progresivo a esta zoociedad?


Me gustaria que compartierais esta entrada para ver si entre todos, demostramos que este no es el camino a seguir. Para concluir,  nos encontramos la misma pregunta que al principio: ¿Qué es el progreso? Invertir en una educación que nos convierta en una sociedad repleta de personas llenas de sentimiento, verdad y honradez, capaces de agradecer cada gesto y capaces de perdonar cada error; seres que huyan de la mentira y que posean actitud para cambiar el rumbo de este mundo que poco a poco es más artificial; mentes autónomas que no cedan a chantajes y hagan de la libertad su bandera; personas que posean la suficiente empatía como para ayudar al necesitado, haciendo brotar valores como la tolerancia, honestidad, amistad, el amor o la sinceridad , valores que no entienden de cambios, que no necesitan tecnología ni comodidades, porque los llevamos guardados dentro y  sólo necesitamos que nos enseñen a sacarlos fuera. Pero ese ser, capaz de utilizar a sus semejantes como herramienta de trabajo sin algún pudor, es el mismo capaz de dar su vida por salvar la de los demás, porque humanos somos todos, pero el verdadero progreso, es todo aquello que nos acerca a lo que verdaderamente somos.