sábado, 15 de noviembre de 2014

Tras la sombra de un después



 Todo es posible e imposible a la vez, una simbiosis absurda y sencilla a la vez, una cómica pareja de baile que con paso firme sorprende a lo más inimaginable del saber. Porque por saber, más necios nos volvemos sin querer, y aun así, la verdad siempre yace en nuestra sombra, esperando ser descubierta. 




A menudo me pregunto que sería de la vida si la distancia nos acercara a aquellos que cada día que pasa están más lejos, y si con sólo dejar pie a la imaginación, atara a nuestros brazos a aquellos que hoy nos rodean, si nada dejara de moverse y si todo estuviera en su sitio al mismo tiempo, si aquello que vemos fuera una realidad pura, sencilla como sí misma; en fín, si todo fuera tal como lo conocemos, para bien y para mal, por el jamás de los jamases, por el siempre hasta la mayor eternidad de los siempres.

Pero todo se mueve en un hilo mucho más fino que el de seda, todo podría haber sido y haber dejado de ser, todo podría ser y dejar de ser a cada instante; una paradoja demasiado profunda como para poder asimilada en cada acción cotidiana, nosotros que somos ciudadanos de a pie. Pero es así, creamos destino con cada paso y dejamos atrás miles de recuerdos y sensaciones, trozos de un pasado que ya forma parte de lo que hoy somos como personas y esto, siempre no es fácil, a menudo, mucho tiempo después, resuenan ecos de glorias pasadas, de momentos vividos, de personas que hicieron que este corto pero humilde paso por este mundo pasajero fuera mucho más que eso, un paso, y se convirtiera en la mayor de las aventuras.
 
Un camino de ida pero no de vuelta, un pasaje sin retorno, que nos empuja a avanzar, que nos fuerza a no mirar atrás, para no ver lo que fuimos y lo que hoy somos. Y no hay mayor error que olvidar, aunque inevitablemente, con el pasar de los días aparezcan preguntas de difícil respuesta cada vez que volvemos esa mirada fugaz, pero intensa. ¿Somos una necesidad en este mundo, o una mera casualidad? Es decir, ¿el mundo tal como lo conocemos dejaría de ser tal como es, porque necesita de nuestra presencia? Toda pregunta aguarda una respuesta sucumbida tras el tiempo, y así como cualquier acción, todo a posteriori parece diferente, o incluso más fácil; la pregunta sería de una respuesta sencilla si antes de hacernos la pregunta, ya nos proporcionaran la respuesta, pero la vida no es así, este mundo no funciona así, se esconde bajo la tímida sonrisa de una coqueta espera, bajo el umbral de una sorpresa inesperada. 

Muchas veces pienso que hubiera sido de mi vida si no te hubiera conocido, si hubiera hecho o esto o lo otro, o simplemente hubiera dejado de hacerlo. Si ese capítulo nunca hubiera sido escrito, quizás hubiera sido necesario inventarlo, pero a la vez que pienso en lo que hoy es, también recuerdo que pudo no haber sido. Quizás todo y nada sea necesario; sólo sé que tiempo después, todo parece tan claro y difuso como el primer día.

Y aunque todo nos conduce al olvido, no olvido aquello que es imborrable en mi memoria y no hago más que buscar comparaciones en personas que ya no están, en lugares que ya no habito, en paredes que ya no cobijan mi calor, porque todo lo que hoy me rodea, sencillamente es diferente al ayer.
Aunque seguramente el tiempo borre parte de mis recuerdos, que habitan en algún recóndito pasadizo de mi mente inmaterial, los sentimientos nunca se perderán y aunque las palabras en ocasiones nos acerquen, la distancia aún se siente. Que esta bella incertidumbre ilumine nuestro camino, éste que aun tiempo después naufraga sin encontrar una respuesta clara que ilumine nuestras vidas; pero esto, quizás, no sea necesario ni tan sólo una casualidad. Sólo se y siento que sólo había una probabilidad de que como estiman muchos matemáticos, la probabilidad de que yo, como tu querido lector, de que hoy estemos aquí se estima en 10 elevado a dos millones; que no es dos millones en sí, sino un uno seguido de dos millones de ceros. ¿Puede haber una casualidad más necesaria que esta? Pero seguramente tiempo después, aun te sigas preguntando por qué;  y quizás alguna vez, descubras que esta pregunta no necesite respuesta.