“Mis
ojos seguían empañados ligeramente. Con la cabeza apoyada en la ventanilla del
tren, no podía evitar entristecerme cuando veía el horizonte pasar a gran
velocidad recordándome que, igual que en mi vida, todo pasaba rápidamente sin
dejar lugar a la reacción. Desde que nacemos, sin poder evitarlo, iniciamos un
desarrollo natural que no podemos parar, sólo truncar. Algo similar a lo que
ocurre cuando encendemos la mecha de una vela: sabemos que lenta e
incesantemente se irá consumiendo, gota a gota, llama a llama, hasta acabar
desapareciendo, apagando la luz de la vida para permanecer sucumbido en las
tinieblas. Ese era el pensamiento que no dejaba de rondarme la cabeza, el no
ser eterno. ¿Por qué no ser inmortales, infinitos, y vivir hasta la saciedad? “
Este
fragmento de mi libro “El Comienzo de la Victoria” refleja en pequeña instancia
una parte de nuestra vida, y la esencia de esta entrada. Somos esa vela que
lentamente se irá consumiendo para ser sólo un recuerdo en este pasajero mundo,
y de la cual no quedará nada, porque nuestra luz viajará con nosotros allá
donde prosigamos el camino. Y lo más asombroso de esta aventura es, sin duda,
que nosotros no elegimos encender la luz de la vida, pero que cuando sucede, ya
no hay vuelta atrás, no existe retorno posible. Nadie elige nacer y nadie
conoce su destino, pero en esta absurda paradoja, procedente de la nada y
camino a “no sé donde”, hay algo que pasa y cambia, el tiempo; y hay algo que
pase lo que pase será nuestro… lo que verdaderamente somos.
El recuerdo
es importante en este camino sin retorno, pues para saber dónde vas, necesitas
saber de dónde vienes. Ahondar en tus orígenes, en el pasado, en tus recuerdos,
en esa niñez que poco a poco desaparece, en aquellas tardes donde la mayor
preocupación era ganar el partido de fútbol o conocer la hora para quedar al
día siguiente… ¡porque no había móviles! Pero año tras año ves como, esos
amigos, esos familiares que te hicieron un día sentirte rey de tu mundo, van
desapareciendo en este camino y aquellas tardes al sol de la plaza o en los
bancos del barrio, jugando al ocaso del parque más cercano, todos esos recuerdos
que te hacían tan feliz, van quedando incompletos porque los personajes de
estas historias van desapareciendo incesantemente, y observas perplejo y con
resignación, como esos actores que daban sentido a la historia de tu vida, se
esfuman sin un adiós posible, como el atardecer que caduca un día tras otro sin
compasión alguna. Pero el tiempo no sólo se llevará a aquello que más
quieres…sino que a veces, también se encargará de recordarte lo poco acertado
que estuviste en algunas decisiones, en pequeños detalles que fueron invisibles
para ti y el resto de mortales… pero que de algún modo u otro, marcaron el
resto de tu vida. Y es al ver esa mochila cargada de errores, cuando perdemos una
pequeña parte de nuestra vida deseando volver atrás para cambiarlo o que todo
pase rápido para solucionarlo, convirtiéndonos en esclavos del tiempo por no
comprender que somos seres imperfectos que erramos una y otra vez, pero que en
este camino fatal, lo importante es avanzar…y a veces esa mochila debemos
dejarla aparcada durante un tiempo; porque es con el paso de los años, cuando
somos capaces de ver la inteligencia que se esconde tras cada equivocación. Y
es verdad que a veces, al mirar atrás, es inevitable recordar a las personas
que el tiempo se llevó y a todos los errores que ha cometido la humanidad… pero
lo importante es saber que siempre guardaremos lo mejor de nosotros y de todos
los que un día, antes de marcharse, nos dejaron algo que el tiempo jamás podrá
llevarse: ese recuerdo imborrable de todos los momentos que compartieron con
nosotros; de todas las alegrías y dificultades que fuimos capaces de afrontar
juntos, prometiendo que el mañana nos traería un futuro mejor, y que estaríamos
juntos para vivirlo; de esos gestos que consiguieron vencer al olvido y aún
recorren tus venas para arrancarte una sonrisa, tardes que para ti fueron especiales,
sólo por su grata presencia. En definitiva, todos esos recuerdos de personas que
todavía hoy, pueblan de vida nuestros pensamientos, y que a pesar de los años hacen
que aún, mucho tiempo después, los sintamos cerca.
No obstante, el tiempo siempre otorga
otra oportunidad. No sucumbáis pensando en aquello que pudo haber sido si
tenéis hoy la oportunidad de agradecer todo aquello que la gente cercana hace
por ti y que no somos capaces de valorar por una sencilla razón: a menudo
olvidamos que algún día la gente que nos rodea no estará ahí, porque el mundo
cambia y nosotros cambiamos con él. No esperes a mañana para demostrar lo que
te importa una persona, no esperes a mañana para decirles a tus padres lo muy
agradecido que les estas, o tus hermanos, amigos, tíos… etc porque algún día,
sin previo aviso, quizás sea demasiado tarde. Como decía la historia “Tesoros
invisibles”: Posiblemente,
el gran problema del ser humano sea, sólo creer en lo que ve y no considerar lo
que tiene, porque sólo al perderlo, es cuando vemos lo que tuvimos y creemos
considerarlo.
La vida es
presente y el presente es hoy, esta es nuestra única realidad y de nada sirven
los lamentos, pues el tiempo que pasas pensando en el pasado o el futuro, es
tiempo que le robas al presente, y la única forma de cambiar el rumbo de tu
velero es estar aquí y ahora, tomar el timón de tu vida para que el pasado no
te lleve mar adentro y te convierta en un velero sin futuro y sin rumbo, sin
vida ni remedio posible.
Por eso la
importancia de apreciar lo que tenemos hoy, este es nuestro tesoro más preciado,
y tal vez sólo seamos capaces de apreciarlo cuando dejemos de obviar que
nuestra vida no siempre será así, como la conocemos ahora. Solemos esperar el
momento adecuado para actuar, para agradecer, para perdonar… ¿y a qué esperas
para vivir? Quizás ese momento adecuado nunca llegué y habrás desperdiciado la
oportunidad diaria que te brinda el presente. La vida es eso que pasa mientras
piensas en un difuso ayer, o en un futuro incierto; incluso estas palabras,
hechas en presente y participes en un futuro, ya forman parte de un pasado.
También es importante no obsesionarse con el futuro, avanzar sin prisa porque
paso a paso, el futuro viene sólo. Y no crear tiempo pensando en planes futuros….
porque a veces surgen obstáculos imprevisibles, inevitables, y que pueden hacer
cambiar todo cuanto aún podías pensar o desear. Nos cuesta
entender que cada momento es único, especial, y que cada día que pasa hacemos
historia viva de nuestra vida. Jamás habrá otro 16 de marzo de 2013… y nosotros
estuvimos ahí para vivirlo. ¿Veis?
El tiempo,
que nos ha quitado tantas cosas y tantas personas en nuestra vida, que tratará
de esclavizarnos y convertirnos en siervos a su merced y voluntad, que nos
martiriza y no nos deja ver la luz cuando más la necesitamos, que se para
cuando más deseamos que avance y avanza cuando más queremos que se detenga…ese
dichoso tiempo, es el mismo que nos guiará a nuestro mejor final. Que no es caer el mayor error, ni la muerte la
peor caída… sino sucumbir en el tiempo y no dar los pasos suficientes para ser
inmortal, porque todo pasará pero nuestro recuerdo, siempre será eterno.
En verdad nunca eres capaz de darte cuenta del tiempo hasta que te ocurre algo que hace que pares. Si, pasan los días, horas, semanas...pasan rápido pensando en las vacaciones, por ejemplo, pero no te das cuenta del significado del tiempo. Cuando alguien cercano a tí sufre algún accidente, cuando lo ves en el hospital en la cama, cuando lo ves derramar lágrimas de impotencia porque sabe que está perdiendo el tiempo en esa cama, en ese hospital, que en un segundo ,con el accidente, ha perdido varios meses de su rutina. Esa rutina de la que a veces nos quejamos. Te das cuenta de la importancia del tiempo. Cuando se te muere un ser querido, piensas en el tiempo que no has ido a verlo, tan solo porque no tenías ganas, las veces que estabas en su casa y preferías irte de allí para conectarte al móvil y así pasar el rato, perder todo ese tiempo. Luego llegar, verlo metido en una caja de la que no saldrá, pensar lo estúpido que puedes ser... El tiempo no se valora como se debe hasta que nos pasa algo.
ResponderEliminarPor eso decirte, que me ha encantado tu entrada, el darle valor a algo que mucha gente ignora... gracias Dei :)
Me dejas sin palabras David, realmente exelente lo que escribiste.
ResponderEliminarEvidentemente, nos esforzamos en enfrentarnos día a día en otros asuntos que no nos llenan como personas y nos olvidamos que dentro de este mundo; de esta vida que nos rodea, existe el tiempo, existe el ahora, existe ese valor tan importante en nosotros mismos para valorar y conocernos, aprender a ser humanos, personas con sentimientos, sin agradecer y sentir que la felicidad esta ahora, en este momento preciso que estas viviendo y disfrutar de lo maravilloso que es darlo todo ese cariño ese amor, quienes estan contigo, y ellos que ya no están, arrepentirnos de no haberlo dado todo en vida, haber dejado de lado cualquier cosa con tal de solo verle, sentirle; como dices David " que un día antes de marcharse nos dejaron algo que el tiempo jamás podrá llevarse" elocuentes palabras que me hacen saltar las lágrimas y quizá a cualquiera que lea tu blog, y te agradecemos, guardo un gran recuerdo a dos personas tan importantes en mi vida del cuál me marcaron por ese amor incondicional como personas y como madres. Felicitaciones David, tienes un gran talento a tu corta edad llegas a las personas con sentimiento y haces revivir ese mundo interior que ignoramos, que esta ahí para enseñarte lo valiosos que somos y tú nos enseñas a reflotar con cada entrada que haces cada 15 días.Enhorabuena.
ResponderEliminar