domingo, 12 de agosto de 2018

Los olvidados



“Tienes que entender que nadie pone a sus hijos en un barco a no ser que el agua sea más segura que la tierra.” Warsan Shire


La brisa azotaba con toda su fuerza. Las olas, inconmensurables por momentos, tambaleaban la barca como las ramas de una arboleda en pleno temporal. El chocar del mar y su bravura hacía que el agua entrara en la barca e inundara parte del suelo donde todos los pasajeros aguardábamos expectantes sentados en el suelo. En este momento de incomodidad por tener que aguantar sentado en una superficie húmeda todo el día, algunos aprovechaban la ocasión para coger pequeñas bocanadas de agua. Eran ya bastantes días los que llevábamos a la deriva y el agua potable escaseaba. En esta situación, un puñado de agua salada podía convertirse en un desagradable aliado si la sed, el sol y la deshidratación se ceñían sobre ti. 

La mayor parte del tiempo intentábamos dormir, o al menos no pensar en nada, lo que fuera con tal de aguardar las pocas fuerzas que nos iban quedando. Un niño, unas decenas de personas más delante de mí (o detrás, según se mirase), agarraba el brazo de su madre angustiado por la humedad, el hambre y el olor a fluidos humanos que reinaba la embarcación. Una vez tras otra, la zarandeaba para preguntarle cuándo volverían a casa. No aguantaba más en esa cesta flotante de unos metros cuadrados.  Y era comprensible, ninguno hubiéramos elegido empapelar nuestros sueños en un bote cubierto de incertidumbre, sin ni si quiera saber si nuestra vida, acabaría a cubierto en tierra, o consumiéndose como una cerilla que se apaga lentamente; consumiéndose como la vida de aquel niño, que con el sol y los más de 30 grados que nos acompañaban, fue agotando la esperanza vital que por unos días, aguardó con ilusión soñando con un futuro mejor.

Perfectamente podría ser el relato de un viaje cualquiera, de uno de los tantos botes que cada cierto tiempo, encallan en nuestras costas. Lo cierto es que después de dejar atrás lo poco que les queda de vida digna y partir hacia un futuro mejor, buscando oportunidades más equitativas, su odisea no acaba ahí. Más bien, empieza una tempestad de hostilidad hacia su color de piel, su nacionalidad, prejuicios por su cultura o religión. Y sí, después de abandonar parte de su biografía, después de dejar atrás la tierra que les vio nacer, después de endeudar parte de sus vidas para ponerlas en riesgo cruzando el mar, después de dejar atrás parte de sus familias, de separarse de sus amistades… aún se someten a un apaleamiento de prejuicios y vejaciones por parte de nuestras miradas, de nuestras palabras, de nuestros comentarios.

Esta entrada busca darle un vuelco a nuestro punto de vista, de alejar la hornada de odio y violencia que se esconden tras las palabras y muchos de los gestos que últimamente pueblan las redes sociales.  Y empezaremos por ello, en el origen. ¿Alguna vez habéis emigrado por estudios o trabajo? Los que sí, seguramente comprendan lo angustioso que puede llegar a ser abandonar su casa para buscar algo mejor donde labrarse un futuro. Esa sensación de dejar atrás parte de sus vidas, estancadas en un rincón de su corazón y en sus pensamientos allá donde vayan. Los que nunca habéis emigrado, es fácil comprender que nadie abandona su país a la ligera, sino siempre esperando un beneficio mejor que el que encontraría en su tierra. Y con el corazón en un puño, con el dolor de un mundo entero, maletas, avión y a la aventura. ¿Pero si en vez de huir del paro, nos hubiéramos obligados a viajar por hambre, explotación, violaciones o guerras? Cambiamos las palabras por nada, bote y mar. O quizá saltar una valla o un muro. Pero es fundamental comprender que nadie llega a esta situación de buena voluntad, sino cómo último recurso, cómo última medida ante la frustración creciente. Fijaros cómo tiene que ser el grado de desesperación para abandonar tu país para cambiarlo por otro de cultura diferente donde te recibirán con una metralla de insultos racistas y miradas vejatorias. 

Pues bien, ante esta situación tan humana cómo es huir del dolor o el hambre, en pleno siglo XXI, sorprende la falta de comprensión. En este aspecto, muchos lo argumentan con la falta de recursos económicos que supuestamente sufrimos en este país. Pues bien, también haremos un breve repaso con algunas de las fuentes que os iré citando. 

Según un informe de Intermón Oxfam (1), “España sigue siendo el segundo país de la Unión Europea donde más ha crecido la desigualdad desde que estalló la crisis, tan solo detrás de Chipre y 20 veces más que el promedio europeo (…). En España, la fortuna de tan sólo tres personas equivalen ya a la riqueza del 30% más pobre del país.  La desigualdad sigue aumentando, el crecimiento del PIB deja atrás a los más vulnerables” Y además añade: “España deja de ingresar aproximadamente 1.550 millones de euros como resultado de la actividad canalizada a través de los 15 paraísos fiscales más agresivos del mundo” Ante estos datos no es de extrañar que la percepción del ciudadano de a pie sea la de “ no hay dinero”, pues la mayor parte del patrimonio está en manos de unos pocos y muchos de los ciudadanos de clase media podrían entrar en ese 30%  que comentábamos antes. No obstante, si damos un paseo de actualidad más amplio podemos apreciar que pese a la percepción monetaria que tiene el ciudadano de “no hay dinero” se han rescatado recientemente autopistas que estaban a cargo de empresas privadas por un valor de más de 1000 millones de euros (2). Pero si os da por pensar qué haríamos sino con las autopistas, que son algo material, también podéis daros un paseo por los rescates a la banca, donde el Banco de España cifra “el coste del rescate financiero en torno a unos 77.000 millones de euros, de los cuales se han recuperado 4.140 millones” (3). Es decir, aproximadamente perdimos el 80% del dinero que se invirtió. ¿Y os habéis parado a pensar cuanto nos cuesta la corrupción, otro tema de moda? 87.000 millones de euros al año (4). Sorprende que en estos casos y en otros tantos, no se haya levantado la voz para preguntarse por qué los ricos son cada vez más ricos y por qué cada vez hay más desigualdad en toda esta amalgama de derroche. Pero sorprende aún más que en vez de mirar arriba, tengamos esa tendencia a culpar a los de abajo, los necesitados y todo aquel que cubierto de dolor lucha por sobrevivir como haríamos cualquiera de nosotros. Sólo un dato más, las personas que aterrizan en este país también contribuyen a su desarrollo, no sólo a consumir recursos (5). 

 

Ahora volveremos al punto de partida. ¿Dejaríais morir ahogado a un niño en el mar? Imagino que el pensamiento inmediato habrá sido no. Pero para los que se oponen a la inmigración, ¿dejaríais ahogarse a un niño, sólo por su color de piel o nacionalidad? ¿Sería esa vuestra barrera mental para permitir que una vida se perdiera de la forma más triste y deleznable que existe? Y es aquí donde toma un peso importante los medios de comunicación. Este año hemos asistido al rescate de unos niños en Tailandia que fruto de un descuido, estuvieron a punto de morir en una cueva. Gracias al gran reparto televisivo y medios de difusión, se unieron fuerzas para rescatarlos por todos los medios posibles. Se convirtió en una cuestión de estado. Y sí, al igual que nuestro niño protagonista del bote, también llegaron a esa situación sin desearlo, sin poder evitarlo. Corriendo el riesgo de perecer desnutridos o ahogados ya sea por el agua del mar, o por la inundación de la cueva. Para que toméis conciencia de cómo modifican los medios nuestro punto de mira, una de las pocas veces que la llegada de refugiados sirios se convirtió en una cuestión de estado de forma transitoria fue la vez que un niño llamado Aylan apareció muerto sobre las costas de Turquía (6).  Me pregunto cuál es la diferencia entre salvar la vida de un niño tailandés o la vida de un niño africano. Tanto afán en unos, y tanta indiferencia en los otros. Al fin y al cabo, recordad que una vida, es una vida. 

También me pregunto qué será del mundo cuando los países que hoy agonizan bajo la explotación de grandes multinacionales despierten, al igual que hace siglos ya lo hicieron países en américa para librarse del colonialismo. Es mucha la explotación infantil que existe en países de áfrica (cómo por ejemplo con el cacao (7)) y en otros de Asia con la explotación textil. Esos niños algún día crecerán y quizá se pregunten qué hago aquí y por qué sepulto mi vida en la miseria. Y quizá lleguen a Europa buscando dignidad. Y en lugar de cerrar las puertas, será el momento de acoger la humanidad y preguntarse por qué las empresas que allí los explotan no invierten más en la dignidad de sus gentes, aunque ganen menos dinero. También será el momento de preguntarse si de verdad queremos seguir mirando a otro lado y permitir que esos países sólo sean un campo de explotación para los países desarrollados. No enfrentarse a la inmigración sino asumir que los tiempos han cambiado; no generar odio para que así la integración y la convivencia sea mejor. Quién sabe, puede que los niños de familias que un día inmigraron, se conviertan en los adultos que ganan la copa del mundo de fútbol. Y aunque ahí todo se olvida, este año tenemos un claro ejemplo. 


Y sí, es probable que como ciudadanos de a pie no tengamos todas las respuestas. Pero si tenemos algo a nuestro alcance: tolerancia y comprensión. La responsabilidad de no compartir en redes sociales muchos de los bulos que incitan al racismo y al odio desde fuentes no contrastadas. Además de recordar que en Europa somos en parte unos privilegiados por tener la vida que tenemos. Y ante esta situación de emergencia, en nuestras manos se muestra la oportunidad de rescatar los valores de humanidad que de pequeños nos inculcaron y que parece que, al crecer, olvidamos. Y uno no puede olvidarse de ser persona.  




 1.
https://www.oxfamintermon.org/es/sala-de-prensa/nota-de-prensa/ocho-personas-poseen-misma-riqueza-que-mitad-mas-pobre-del-mundo

 2.
 https://www.google.es/amp/s/m.publico.es/economia/rescate-autopistas-arranca-coste-1000-millones.html/amp
 3.
https://www.elconfidencial.com/economia/2017-06-16/rescate-bancario-coste-perdido-banco-espana-bde_1400328/
 4.
https://www.lasexta.com/noticias/nacional/corrupcion-cuesta-87000-millones-euros-ano-espanoles_201602205723c4df6584a81fd8820c76.html
5.
https://www.google.es/amp/s/www.lavanguardia.com/vida/20110504/54150346490/los-inmigrantes-aportan-al-estado-del-bienestar-mucho-mas-de-lo-que-reciben.html%3ffacet=amp
 6.
https://www.20minutos.es/noticia/2547335/0/aylan-kurdi-historia-vida/nino-siria/foto-ahogado/
7.
http://www.elmundo.es/internacional/2015/09/02/55e7209646163fb77b8b459b.html